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DISCÍPULOS DE CRISTO

Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Mr. 8: 34.





¿Cuantos aun no nos hemos negado a nosotros mismos para ir tras el Maestro? El Señor nos lo ha dicho; "Si alguno quiere venir en pos de mí niéguese a sí mismo" (Mr. 8: 34).
¿Realmente queremos ir en pos de Cristo? Si queremos seguir al Señor no basta con quererlo solamente, ni desearlo, es necesario negarse a si mismo. Es necesario despojarse de si mismo, eliminando toda idea o complejidad en nuestra mente. Jesús hizo este llamado a sus discípulos, quienes amaban al Maestro. Pero también lo hizo a la gente, no solo fue un llamado a sus discipulos, quienes se encargarían de predicar el evangelio de Jesucristo tiempo despues, sino también hizo este llamado a la gente que se encontraba a su alrededor. "Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame". (Mr 8: 34).
Si realmente queremos ser discipulos de Cristo Jesús nos es necesario despojarnos, negarnos a nosotros mismos. ¿Como lo haremos? Cuando alguién, por su enojo o cualquier sentimiento negativo ha ofendido a alguién, y se da cuenta de su error, viene a el un arrepentiemiento, y busca la manera de remediar su error. Si amamos a Jesús y queremos ser sus discípulos y seguirlo, cuando nos hemos dado cuenta que necesitamos Su amor en nosotros, que nuestra vida ha estado lejos de nuestro Salvador, viene a nosotros la necesidad de seguirle, el arrepentimiento surge en nosotros, negandonos de nuestras propias costumbres y sepultando al viejo hombre en las aguas del bautismo. Siendo perdonados de nuestras iniquidades, es que podemos negarnos, despojarnos de nuestras creencias y egocentrismos. Dejar esas cadenas que nos han atado por mucho tiempo.
Los verdaderos discípulos de Cristo levantaran su cruz, se negaran a si mismos por amor a su Salvador, dejando de lado sus problemas, sus circunstancias, sus planes. Serviran al llamado que el Señor les hace, despojandose de su misma mente y deseos carnales, cosechando tesoros en el cielo. Cada día buscaran agradar delante de la presencia del Señor, siguiendo los estatutos y mandatos de Dios, aceptando los caminos de Dios y dejando los propios, para servirle al Maestro, quien con dulzura y amor consolara a sus hijos, haciendolos descanzar en él.
Hermano, el Señor te hace el llamado para que lo sigas, no esperes más, él te ama y espera tocando a la puerta, que le abras para entrar en tu vida.
Señor, reconociendo tu grandeza y el infinito amor que tienes por el mundo, pues enviaste a tu unigenito hijo para nuestra salvación, he aqui, me acerco delante de tu presencia, Señor, ayudame a despojarme de todo aquello que me estorba para caminar en ti, guardame de todo mal camino que delante de mi me llame en tentación. Toma mi vida Señor y moldeame, para poder servirte.
Gracias por tu eterno amor, por tus maravillas yo te alabo Señor.
En el nombre de Jesús. Amén.


Por: Antonio Medina




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