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Cada Día con Dios (SU CASO NO ES DESESPERADO)

30 de Enero


SU CASO NO ES DESESPERADO
Pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra. Isa. 62: 2.


Se me presentó su caso como el de alguien dominado por la duda y la desesperación. Cristo le dice lo mismo que le dijo a Pedro: "He aquí Satanás osa ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte" (Luc. 22: 31, 32). Le traigo buenas noticias: Jesús lo ama, alma sacudida por la tempestad. Su fe no ha naufragado, aunque Satanás ha tratado de hacerle creer que esto es precisamente lo que ha ocurrido. Mire y viva. Venga a Cristo tal como está. Acéptelo como su Salvador personal.
Ha cometido errores, pero no premeditadamente. Ha sido arrastrado por la tentación. La posesión de grandes sumas de dinero intoxicó su mente y pervirtió su juicio. No sabía cómo usar sabiamente esos medio para la gloria de Dios. No obstante, invirtió medios en su causa, y donde podían ser usados para la gloria de Dios. Mi hermano, aunque usted no ha manifestado toda la sabiduría que podría y debería haber ejercido, Dios acepta todo lo que ha hecho con el deseo de promover su gloria.
Estas fueron las palabras que se me dijeron acerca de usted: "Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo" (Heb. 2: 17). El pecador arrepentido debe creer que Cristo es su Salvador personal. Es su única esperanza. Puede recurrir a la sangre de Cristo para presentar a Dios, como propios, los méritos del Salvador crucificado y resucitado. De ese modo, mediante la ofrenda de sí mismo hecha por Cristo, el inocente en lugar del culpable, se remueven todos los obstáculos y el amor perdonador de Dios puede fluir en ricos raudales de misericordia en favor del hombre caído.
Acuda a Jesús ahora mismo, entretanto que se dice hoy. La experiencia por la cual ha pasado le resultará sumamente valiosa cuando se una en yugo juntamente con Cristo para ser colaborador de Dios. Se ha deleitado en la verdad, la ha creído, y la cree aún creyendo contra toda esperanza, porque el Espíritu Santo está luchando con usted.
Se ha desviado de la senda por causa de la tentación, pero resista al diablo y él huirá de usted; alléguese a Dios y él se allegará a usted.


Libro: Cada Día con Dios
Autor: Elena G. de White

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